Domingo

Salí de trabajar a las 5 y pico de la tarde y espere que una compañera me pase a buscar, cuando llego a eso de las 6 fuimos a sentarnos en frente del obelisco y charlar un rato. Le pregunté por el ex, ya que hace poco habían cortado y ella empezó a hablar. Me gustaba lo que me decía, me gustaba que reconozca sus errores y que intente explicarme todo el amor que hay entre ellos, yo le dije que la entiendo y automáticamente pensé en vos. "Si, te entiendo, me pasa lo mismo". Tamara dice que le duele mucho que este por llegar su cumpleaños y que no este él para compartirlo, tiene miedo que el no la salude, que no le mande ni un mensaje. Quiero contarle que a mi también me duele que vos no estés para pasar todo el día conmigo, que sé que me vas a mandar un mensaje pero que no me alcanza con eso, pero dejo que siga hablando. 
No puedo evitar que sigas en mi mente, ya te empecé a extrañar, quiero hablarte... A las 8 de la noche me tomo el colectivo para volver a mi casa. Es sábado y solo pienso en vos, entonces te mando un mensaje, no me voy a quedar con las ganas. No tardas mucho en contestar, charlamos de como estamos, te pregunto si estas nervioso por la competencia que se viene mañana y sé que si. El colectivo pasa a una cuadra de tu casa, como siempre, miro por la ventana buscándote, pero nunca te veo. Cuando llego a mi casa me siento en la alfombra de mi pieza, al lado de la estufa, como de costumbre. Y no lo pienso, simplemente se me llenan los ojos de lagrimas y se me hace imposible contenerlas, así que lloro, lloro con tristeza sin saber porqué. Nosotros seguimos hablando pero te trato más cortante, sin darme cuenta, y te das cuenta que algo pasa. Entonces te explico, estoy triste, nada más, como si no fuera importante. Te digo que en otro momento hablamos pero me decís de vernos, cancelas tus planes y me invitas a tu casa. "Sos bueno cuando queres" te respondo, y la verdad es que, tengo muchas ganas de estar con vos...
A las 12 de la noche me pasa a buscar mi papá y me lleva a tu casa, me subo al auto y otra vez esa sensación, esas lagrimas en los ojos que esta vez si puedo guardar. Quiero llegar y que me estés esperando en la puerta, que me abraces fuerte y no me sueltes, pero no estas. Te mando un mensaje y bajas a abrirme. "Subí" me decís siempre, pero yo prefiero esperarte, que cierres la puerta y pases primero. 
Quiero abrazarte, así que cuando estamos en tu habitación lo hago y vos, mientras me devolves el abrazo, me acaricias. Gracias por besarme como antes, gracias por besarme tanto, gracias por hacerme olvidar que estaba triste. 
Pero entonces me preguntas "que te pasaba?" y otra vez, intento contarte porque pienso que estoy triste (porque no estoy del todo segura el motivo). Me secas las lagrimas, me pedís que me acueste con vos y ya estoy bien, sos mágico. 
Me llena de amor que me despiertes a los besos y odio que te vayas de la cama y me dejes sola. Pero volves, y con un par de besos y que me digas "amor" se me pasa el enojo, traes el mate a la cama y desayunamos mientras escuchamos música, quiero hacer esto todos los días. Y más si estas así de contento como hoy, que cantas y bailas porque estas ansioso por la competencia (como me gustaría poder frenar el tiempo, en el preciso instante que sos feliz). 
Vamos a esperar el colectivo y debo admitir que esperaba que me invites, que me pidas que te acompañe, pero no lo hiciste. 
Prefiero quedarme con lo bien que la paso con vos y no escribir sobre nuestra discusión, sobre lo que sentí cuando vi que te ibas con tu amiga y no conmigo, prefiero pensar en cuando voy a volver a verte. Porque ahora, domingo 22:48 pm, no paro de pensarte, te extraño y esta es mi manera de comunicarme con vos.